Sal de la zona de confort, sal de la caja de zapatos, sal del sistema, sal de todo aquello que en este tiempo te tiene atrapado y no te deja luchar por tus objetivos. Si eres un soñador y tienes ese deseo de triunfar, te animo a que no te dejes atrapar. ¡Sal de la cueva!
¡Que no te atrapen! ¡Sal de la cueva!
Quiero escuchar que has decidido no quedarte en la caja de zapatos, en el sistema, en la cueva, entre las cuatro paredes de la autocompasión, en vez de quedarte con los brazos cruzados esperando que alguien más haga lo que tú eres responsable de hacer. ¡Cree que todo es posible! ¡No te detengas!
El fracaso no existe, nosotros mismos tenemos la capacidad de levantarnos una y otra vez, hasta lograr tus objetivos. Personalmente, creo que aprendemos más del día de la muerte que del día del nacimiento. Por ejemplo, los músicos saben que, para afinar una cuerda de un instrumento cualquiera, hay que estirarla una y otra vez para generar la tensión correcta. Una vez conseguido, esa tensión dará lugar a un sonido perfecto. No tienes que preocuparte cuando las situaciones se vuelven intensas porque si hay mayor tensión, es porque hay una mayor afinación para conseguir la verdadera melodía de tu vida. Si tienes fe en ti mismo, lo tienes todo amigo, todo es posible con trabajo duro.
Debes salir de la caja de zapatos, ¡sal de la cueva! ¡Sal del sistema! Dile sí a los nuevos cambios, pero no tengas miedo a ellos. Todos nosotros tenemos miedo porque entre la zona de confort y la zona de ocupación, se encuentra la zona del pánico, una zona por la que pasamos todos, pero hay que ser valiente y esto significa caminar hacia adelante a pesar de ellos. No tienes que dejar vencer por el espíritu de la cobardía porque en ti está el verdadero poder, el amor y el dominio propio. Así que sal de la caja de zapatos y del sistema porque hay mucho más para ti. ¿A qué esperas? ¡Vamos! ¡Sal de la cueva!